jueves, 23 de marzo de 2017

Decisión de hacer células madre

En Septiembre, una amiga (también enferma de Lyme) que conocí durante mi tratamiento con antibióticos intravenosos en Bruselas, me escribió para contarme que estaba mucho mejor gracias a un tratamiento con células madre que había hecho en Alemania.

Esto me abrió una puerta de esperanzas en el momento en el que más lo necesitaba. Después de cuatro largos años tomando antibióticos y visitándome con los mejores médicos de Lyme del mundo, yo seguía encontrándome mal. De hecho, me encontraba muchísimo peor que antes de empezar a tratarme,
Ya no me quedaban fuerzas para seguir luchando; me costaba salir de casa, hablar, pensar, leer, tenía muchísimo dolor, una fatiga tremenda y me encontraba tan sola y me sentía tan pequeña que no veía más que un gran vacío a mi alrededor.

En Agosto decidí dejar los antibióticos y fue una decisión muy dura (aunque ojalá la hubiera tomado antes) que me dejó desamparada, sin saber qué camino tomar o si merecía la pena escoger alguno.

Por eso, cuando mi amiga me habló de esta clínica, con un planteamiento de tratamiento tan diferente a todo lo que conocía, se me abrió una pequeña puerta que dejaba entrar un poco de luz…volví a encontrar las ganas de seguir probando.

Empecé a leer todo lo que encontré por internet y a contactar con gente que había hecho el tratamiento antes que yo. Aunque en aquella época no había tanta información como ahora, me gustó mucho lo que leí. Era un cambio radical en la manera de abordar la enfermedad; en lugar de centrarse en matar-matar-matar, su objetivo era fortalecer el sistema inmune y reparar el daño creado durante tantos años de infección crónica. 
La mayoría de pacientes con los que conseguí contactar habían mejorado bastante así que decidimos que merecía la pena probar.

La siguiente decisión que tuvimos que tomar fue elegir una clínica donde recibir tratamiento.

Yo quería células madre autólogas (mías propias) por lo que todas las clínicas donde hiciesen células madre embrionarias, de cordón umbilical… estaban excluidas (clínicas en Méjico, Korea, Panamá…).
Aunque este tipo de células madre tienen un enorme potencial y estoy segura de que son el futuro de la medicina, de momento no se conocen los efectos a largo plazo y hay riesgos de efectos secundarios que yo no estaba dispuesta a correr. Al ser células foráneas a nuestro cuerpo pueden ocasionar rechazos (como ocurre con los trasplantes de órganos) o pueden dar lugar a un crecimiento incontrolado causando cáncer.
Estos posibles efectos secundarios a largo plazo me daban miedo por lo que decidí que los beneficios, en mi caso personal, no sobrepasaban los riesgos.

Por lo que al final mis opciones se reducían a dos clínicas:

-       -- Infusio – la clínica más famosa y con más experiencia
-       -- Villa MediGrun – una clínica recién abierta por el Dr. Michael Wittstadt, que trabajó durante tres años en Infusio (casi todo el tiempo que utilizaron células madre)

La decisión no fue fácil. Por un lado Infusio nos daba más confianza porque tenía una genial página web con mucha información y porque todos los pacientes que había conocido online habían ido allí.
Pero había oído críticas acerca del seguimiento post-células madre. Decían que si tenías algún problema era difícil conseguir hablar con alguien, que no contestaban los mails..
Además el volumen de pacientes era cada vez mayor y no podían presar la atención personalizada que me gustaría recibir a mi.
Y, habían abierto un centro en Beverly Hills, la zona mas pija de California. Me parecía que estaban intentando enfocar sus tratamientos a la gente rica y que su clínica estaba demasiado orientada al dinero.

Por otro lado, Villa MediGrun era una clínica nueva, que tenía buena pinta pero poca información online. No tenía página web y no pude contactar con ningún paciente que hubiese ido antes que yo.
Pero todos los pacientes que habían ido a Infusio un par de años antes conocían al Dr. Michael Wittstadt y me hablaron maravillas de él.
Además tuvimos una cita por Skype con el Dr. y nos gustó muchísimo. Parecía muy profesional, con mucho conocimiento y con mucha experiencia. Sabía de lo que hablaba.
Y por último, su clínica acababa de abrir por lo que no tenía tantos pacientes y podría prestarme más atención a mi. Yo, después de 17 años enferma y de sentirme tan ninguneada por TODOS los médicos (los de la SS, los de Sanitas y los especialistas de pago), necesitaba sentir que se iban a preocupar por mi.

Otra diferencia importante era el precio. Medigrun era 10.000 euros más barato (no es poco!!!) y el tratamiento duraba una semana más (3 semanas en lugar de las 2 semanas que dura en Infusio).

Así que por todas estas razones nos decidimos por Villa MediGrun y ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en relación a mi enfermedad.

En unos días os cuento un poco sobre mi experiencia durante las 3 semanas en la clínica Villa MediGrun!



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